A partir de los 40 años la piel comienza a presentar flacidez; el pómulo desciende y, en ocasiones, puede quedar hendido, el óvalo facial pierde su definición, los párpados se engrosan y pueden aparecer bolsas en los ojos. Además, la piel en general se muestra más deteriorada, con alteraciones de la pigmentación, brillo escaso, manchas marrones producidas por el sol y capilares rotos abundantes en forma de cuperosis. Las causas del envejecimiento facial en mayor o menor medida, pueden ser consecuencia de la genética, el paso del tiempo, factores ambientales u hormonales, causas sobre las que no podemos actuar. Sin embargo, también aumentan el deterioro de la piel, otros factores como la exposición solar, el tabaco, el mal cuidado de nuestro rostro…, factores sobre los que sí podemos prevenirnos. Por ello, debemos tener en cuenta la importancia de los tratamientos preventivos y los tratamientos correctivos que tratan los estigmas que ya están instalados en nuestro rostro como consecuencia del paso del tiempo.
En este sentido, para tratar el envejecimiento del rostro existe un tratamiento muy completo y sin necesidad de pasar por quirófano. Se trata del rejuvenecimiento facial con hilos, un tratamiento sin cirugía que consigue resultados espectaculares contra la pérdida de volumen, flacidez, líneas de expresión, falta de luminosidad y tonalidad de la piel. Debemos tener en cuenta la importancia de los tratamientos preventivos y los tratamientos correctivos que tratan los estigmas que ya están instalados en nuestro rostro como consecuencia del paso del tiempo, se trata de un tratamiento no invasivo y no quirúrgico con el que conseguimos contrarrestar los efectos del envejecimiento aportando elastina, colágeno y eliminando la flacidez sin renunciar a la naturalidad y armonía en el rostro. Asimismo, el tratamiento de rejuvenecimiento facial con hilos está formado por un plasma rico en plaquetas, que favorece la formación tanto de colágeno como de elastina mediante la estimulación de los fibroblastos de la piel aumentando la tersura y tono de la piel intrínseca; vitaminas NCTF 135HA, que aportarán el »material de construcción» que la célula necesita para fabricar tanto colágeno como elastina, importante para la firmeza intrínseca de la piel; hilos tensores reabsorbibles que refuerzan la sujeción de la piel y estimula la formación de colágeno y elastina en la zona SMAS; y, finalmente, el ácido hialurónico mediante el cual recuperamos los volúmenes perdidos aportando turgencia e hidratación a la piel. Tras 15 o 20 días, comenzaremos a notar los efectos conseguidos que se prolongarán durante 1 o 2 años dependiendo de la edad del paciente y los cuidados que sigamos, puesto que el envejecimiento no se frena.
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